Imperarán reglas que no son las comunes. La pelea está pactada a 8 rounds de dos minutos (uno menos que lo habitual), y será con guantes de 12 onzas (10 es el máximo tamaño profesional), pero sin cabezales.
Puede haber caídas e incluso nocaut, pero si alguno de los dos empieza a sangrar, en ese momento la Comisión Atlética del estado de California detendrá el combate.
Tampoco habrá jurados designados, pero el Consejo Mundial de Boxeo designó un jurado de notables integrado por los ex campeones mundiales Christy Martin, Chad Dawson y Vinny Pazienza para calificar el encuentro por la vía remota.
El mismo Consejo pondrá en juego un cinturón verde y oro que traerá las fotos de ambos peleadores y la leyendas ‘Tyson vs Jones’ y ‘Black Lives Matter’. Y no habrá prueba de marihuana, pero si se realizarán los demás controles antidoping.
Con estos extraños protocolos, los ex campeones mundiales Mike Tyson y Roy Jones se enfrentarán a puertas cerradas en el Staples Center de Los Angeles, en un combate encuadrado dentro de la categoría pesado que se verá en la Argentina a traves de ESPN2 a las 23, y en los Estados Unidos por la plataforma multimedia Triller, previo pago de 49,99 dólares por el pay per view.
El propio Tyson será uno de los promotores del show a través de la empresa Legends Only de la que es uno de los socios.
Si ambos hubieran entrecruzado sus trayectorias a principios de los años 2000 cuando eran campeones del mundo, se estaría en presencia de un peleón de época. Como se trata de dos señores mayores (Tyson tiene 53 años y Jones, 51) cuya cresta de la ola hace rato que ha quedado atrás (Tyson se retiró en 2005 y Jones en 2018), lo único que cabe esperar es que lo que vaya a suceder sea lo más cercano a una pelea seria y competitiva (luego se verá si sale buena o mala) y lo más lejano a una bufonada.
El boxeo no merece una afrenta por el respeto que se les debe y por la grandeza que ambos contendientes supieron ganarse. Habrá que verlos.