Washington – Donald Trump, que viajó ayer a Kenosha, Wisconsin, indiferente a las advertencias de que su visita podría agravar la violencia racial en esa ciudad, se negó a condenar a Kykle Rittenhouse, el joven de 17 años que la semana pasada mató con un fusil semiautomático a dos manifestantes por los derechos de la población negra.
“Se están llevando a cabo investigaciones, pero cuando intentó escapar lo atacaron de manera muy violenta. Probablemente lo habrían matado”, señaló el presidente justificando a Rittenhouse, identificado como un seguidor suyo
“Necesitamos ordenar nuestras ciudades. Por eso estamos listos para desplegar a los hombres de la Guardia Nacional”, agregó. “Hay una guerra contra las fuerzas del orden”, enfatizó.
Según Trump, “los demócratas perdieron el control y están en manos de la izquierda radical, de la criminalidad, y sus alcaldes se niegan a meter a los revoltosos en prisión”.
“En cambio, lo que sirve es la tolerancia cero contra la anarquía y la violencia: lo que necesitamos es orden. De otro modo la democracia morirá”, agregó.
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