Con este escenario se prevé que muchos turistas argentinos decidan vacacionar en el exterior.
La Argentina está cada vez cara en dólares: en agosto, el blue perdió 10% de poder adquisitivo comparado con los precios internos en el país.
En los centros turísticos de invierno, como Bariloche, se notó la merma de brasileños en esta temporada de nieve. Sí se los vio en Chile, donde los hospedajes vacaciones están más baratos para los extranjeros.
La temporada de verano podría convertirse en un éxodo de argentinos hacia el exterior:
La inflación anual del 130% y los ajustes en los alquileres vacacionales del orden del 150%, son una invitación a consultar los paquetes a Brasil y Uruguay.
Brasil es el destino del exterior más buscado. La Argentina es el país que más turistas le aporta, con un 30%.
La paridad con el peso venía resignar 6,7% en julio, pero en febrero había pegado el salto del 31%.
El costo de vida en dólares de los argentinos escaló un 70% desde diciembre hasta ahora, como consecuencia del atraso cambiario que genera la política de devaluar el tipo de cambio oficial a un ritmo de 2% diario, que queda muy detrás de la inflación.
Devaluación consumida
Se agotó la apreciación cambiaria que tuvo lugar desde el salto del tipo de cambio de 118% aplicado por el Gobierno de Javier Milei al iniciar su mandato presidencial.
Y ahora una canasta de 10 productos del supermercado, valuada en dólares, se encareció 28% respecto de la chilena, lo cual explica los cruces de cordillera de compras a las tiendas del país trasandino.
El problema reside en que la economía bimonetaria del país retroalimenta los factores de costos y la inflación en dólares no tarda en trasladarse al Índice de Precios al Consumidor. Y viceversa, porque los incrementos en las tarifas públicas y un posible rebote en los precios internos repercuten en las expectativas de devaluación.
Los economistas alertan que los precios aumentaron aproximadamente 100% en el año, mientras que el tipo de cambio oficial pasó de $808 a a $970 (20%).
De modo que un producto que en diciembre salía US$1 o $808 y evolucionó al ritmo de la inflación, hoy costaría $1616, es decir, US$1,70.
Como el dólar sube menos que los precios locales y acumula rezago, la capacidad de compra interna medida en moneda estadounidense va en disminución.
Los que cobran en dólares
Lo notan especialmente los profesionales de la industria de conocimiento, que trabajan para el exterior y cobran su sueldo en dólares, con el propósito de permanecer “afuera” del riesgo doméstico.
Un estudio de la consultora Opinaia mostró que el 73% de los argentinos prefiere cobrar su salario parcial o totalmente en moneda extranjera.
Claramente, el aumento del costo de vida en dólares golpeó a ese grupo. Argentina se ubica en el top tres de las naciones con mayor cantidad de freelancers.
Pero están también los que cambiaban dólares del colchón para reforzar su capacidad de consumo y acusaron el impacto en el poder adquisitivo, ya que cada vez tienen que vender más billetes verdes para mantener su nivel de satisfacción.
El resultado es que en lugar de mitigar recesión van sumando los bienes y servicios que sacrifican por el camino.
Es un hecho que la apreciación del peso como política encarece los que se comercializan en la Argentina con respecto a otros países de la región.
El Gobierno no parece preocupado por ese efecto y apuesta a que ganará competitividad con la apertura a las importaciones sin necesidad de devaluar.