sábado, diciembre 7, 2024

de Norma Edith Suárez

Educación en época de pandemia

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Estamos viviendo un momento bisagra en la historia de la humanidad y ello amerita
replantearnos las estructuras sociales, políticas, educativas, económicas y hasta judiciales que
sostienen nuestra sociedad.
Creo que todos somos conscientes de que un Modelo educativo debe estar apoyado en un
Modelo de país. Por eso es importante definir en primer lugar que país queremos. Ésta es una
discusión que aún no está saldada en la Argentina, es una discusión qua va y que viene.
Hay solamente dos modelos de país y la pregunta es ¿ Que modelo de país queremos para la
Argentina?
¿Queremos un país basado exclusivamente en la agricultura? Un país asentado en la
exportación de materia prima sin valor agregado? ¿un país cuya base agraria sea el
monocultivo? ¿Un país regulado por el mercado? ¿Un país sustentado en la bicicleta
financiera, la especulación y la fuga de capitales? ¿Un país jerarquizado y estratificado?
O queremos un país cimentado en la industria y la producción? Un país fundado en la
diversificación del cultivo y en la soberanía alimentaria? Un país cuya preocupación sea el
cuidado del medioambiente? Un país inclusivo y con movilidad social? Un país que apueste a la
Ciencia y a la tecnología? Un país que promueva el desarrollo económico, la distribución de la
riqueza y la distribución del conocimiento? Un país que aspire a afianzar la integración
económica, social y cultural con América latina?
El pedagogo brasileño Paulo Freire nos decía que la Educación puede ocultar la realidad
dominante o puede, por el contrario, denunciarla y anunciar otros caminos convirtiéndose así
en una herramienta emancipatoria.
Una de las formas más utilizadas para enmascarar la Educación como herramienta de
dominación es la supresión del” afuera”, de lo extra escolar. O sea que lo educativo queda
reducido al ámbito del aula con ausencia de historia y recorte de la relación educacióncontexto.
La verdad es que la relación pedagógica está atravesada por un montón de variables que
aparecen fuera del aula por eso es tan importante no desvincular el contexto del proceso
educativo. Por ejemplo si un niño va a con hambre a la escuela, no tiene ninguna posibilidad
de aprendizaje. Desde esta perspectiva no es posible hablar de un Proyecto Pedagógico
emancipatorio en una sociedad desigual como la actual.
Debemos tener en cuenta que hablar de una hablar de una pedagogía emancipatoria implica
hablar de un sistema educativo que garantice que los chicos entren, permanezcan y terminen
sus trayectorias educativas. Implica hablar de una escuela que no sea un lugar de transito, sino
un lugar de apropiación del conocimiento. Está apropiación debe ser crítica, capaz de fomentar
la autonomía del pensamiento y la capacidad de construir proyectos colectivos.
Freire afirma en sus libros que no hay práctica social más política que la práctica educativa. Y
que no hay práctica educativa que no esté envuelta en sueños, en proyectos, en utopías. Y la
utopía que nos convoca a educadores y educandos es trabajar para que nuestras sociedades
sean más humanas, más vivibles, más deseables para todo el mundo.
Pedagogos y sociólogos advierten que en estos últimos años la derecha elaboró una serie de
ideas que el común de la gente fue tomando : competitividad, rentabilidad, meritocracia, el
ajuste, la fexibilización, la eficiencia, el populismo, la grieta, los planeros. Es decir que la
derecha avanzó sobre el campo que el pensamiento crítico dejó libre. Por eso el desafío que
tenemos hoy los docentes como educadores que somos es dar la batalla cultural…la batalla
por el pensamiento y hacerlo desde adentro de la escuela y también afuera de ella.

Norma Edith Suárez | Las Palmas, Chaco.

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