Cuando su jet privado llegue este lunes a Ezeiza, Lionel Messi estará abriendo por quinta vez un capítulo de su vida futbolística que no siempre le resultó sencillo recorrer. Desde que las jugó por primera vez en 2005, las Eliminatorias Sudamericanas lo obligaron en más de una ocasión a apretar los dientes y tragar saliva. Lejos de los brillos que supo recoger en Barcelona, para el supercrack rosarino el camino hacia los Mundiales no ha sido una marcha triunfal. Más bien todo lo contrario.
Pero no será esta que arranca el próximo jueves en la Bombonera y ante Ecuador, una Eliminatoria más para Messi: seguramente resultará la última que disputará en su fabulosa carrera. A sus 33 años, es posible que Qatar 2022 represente el cierre de su trayectoria con la casaca celeste y blanca número 10. Y, como capitán y máximo emblema, a ese Mundial querrá de llegar de la mejor manera. En lo posible sin la angustia con que lo hizo a Rusia 2018. Pero desearlo es una cosa y poder hacerlo realidad, otra muy diferente. Sobre todo si se trata de una competencia que consumirá 17 largos meses, terminará en marzo de 2022 y otorgará cuatro plazas directas a la Copa del Mundo y el derecho a jugar una Eliminatoria ante el segundo de Asia y Oceanía, al quinto seleccionado clasificado.
El recuerdo de la última penuria está fresco. Y nadie quiere volver a pasar por eso. Aquellas Eliminatorias rumbo a Rusia 2018 fueron un suplicio para él y para todo el fútbol de la Argentina: el pasaje se selló recién en el último partido ante Ecuador en Quito y gracias a una extraordinaria actuación de su parte que rubricó con tres goles. En el medio pasaron tres técnicos: comenzó Gerardo Martino, que se fue en 2016 boicoteado por los dirigentes de la AFA tras perder la segunda final de la Copa América ante Chile en los Estados Unidos. Siguió Edgardo Bauza, que dejó el puesto tras caer 2-0 en La Paz ante Bolivia en 2017. Y terminó Jorge Sampaoli que puso al equipo en el Mundial de Rusia pero patinó estruendosamente allí, quedando eliminado por Francia en los octavos de final.
Cuando su jet privado llegue este lunes a Ezeiza, Lionel Messi estará abriendo por quinta vez un capítulo de su vida futbolística que no siempre le resultó sencillo recorrer. Desde que las jugó por primera vez en 2005, las Eliminatorias Sudamericanas lo obligaron en más de una ocasión a apretar los dientes y tragar saliva. Lejos de los brillos que supo recoger en Barcelona, para el supercrack rosarino el camino hacia los Mundiales no ha sido una marcha triunfal. Más bien todo lo contrario.
LEER MÁSPremier League: Liverpool fue apabullado 7 a 2 por Aston Villa | El campeón inglés tuvo una tarde negra y cayó ante el equipo de Emiliano Martínez
LEER MÁSJuan Imbert y la desilusión por el fallo del TAS contra San Martín de Tucumán | Decepción
Pero no será esta que arranca el próximo jueves en la Bombonera y ante Ecuador, una Eliminatoria más para Messi: seguramente resultará la última que disputará en su fabulosa carrera. A sus 33 años, es posible que Qatar 2022 represente el cierre de su trayectoria con la casaca celeste y blanca número 10. Y, como capitán y máximo emblema, a ese Mundial querrá de llegar de la mejor manera. En lo posible sin la angustia con que lo hizo a Rusia 2018. Pero desearlo es una cosa y poder hacerlo realidad, otra muy diferente. Sobre todo si se trata de una competencia que consumirá 17 largos meses, terminará en marzo de 2022 y otorgará cuatro plazas directas a la Copa del Mundo y el derecho a jugar una Eliminatoria ante el segundo de Asia y Oceanía, al quinto seleccionado clasificado.
El recuerdo de la última penuria está fresco. Y nadie quiere volver a pasar por eso. Aquellas Eliminatorias rumbo a Rusia 2018 fueron un suplicio para él y para todo el fútbol de la Argentina: el pasaje se selló recién en el último partido ante Ecuador en Quito y gracias a una extraordinaria actuación de su parte que rubricó con tres goles. En el medio pasaron tres técnicos: comenzó Gerardo Martino, que se fue en 2016 boicoteado por los dirigentes de la AFA tras perder la segunda final de la Copa América ante Chile en los Estados Unidos. Siguió Edgardo Bauza, que dejó el puesto tras caer 2-0 en La Paz ante Bolivia en 2017. Y terminó Jorge Sampaoli que puso al equipo en el Mundial de Rusia pero patinó estruendosamente allí, quedando eliminado por Francia en los octavos de final.
A diferencia de todos ellos, con quienes tuvo un trato seco y distante, ahora Messi se comprometió personalmente con Lionel Scaloni, con quien trabó una buena relación que fue clave para que el presidente de la AFA, Claudio “Chiqui” Tapia y el Director General de los Seleccionados Nacionales, César Luis Menotti, lo confirmaran como técnico de la Selección tras la Copa América de Brasil de 2019. El supercrack rosarino parece sentirse a gusto con los modos de Scaloni y de sus colaboradores Roberto Ayala, Walter Samuel y Pablo Aimar y también con sus nuevos compañeros. Muchos de ellos lo tratan y lo observan con admiración. Como un mito viviente del fútbol.
Precisamente, Ayala fue el zaguero central de aquella primera selección que integró. En reemplazo de César Delgado, Messi debutó en las Eliminatorias el 3 de septiembre de 2005 ante Paraguay en el estadio Defensores del Chaco. Esa noche en Asunción, el equipo dirigido por José Pekerman formó con Abbondanzieri; Ayala, Coloccini, Heinze; Zabaleta, Cambiasso, Lucho González, Riquelme, César Delgado y Farias. Argentina, que ya había conseguido la clasificación, perdió 1 a 0 y Messi participó de los diez minutos finales del partido. Rumbo a su primer Mundial (Alemania 2006), jugó dos veces más (2-0 ante Perú en el Monumental y 0-1 frente a Uruguay en el Centenario).
Cuando su jet privado llegue este lunes a Ezeiza, Lionel Messi estará abriendo por quinta vez un capítulo de su vida futbolística que no siempre le resultó sencillo recorrer. Desde que las jugó por primera vez en 2005, las Eliminatorias Sudamericanas lo obligaron en más de una ocasión a apretar los dientes y tragar saliva. Lejos de los brillos que supo recoger en Barcelona, para el supercrack rosarino el camino hacia los Mundiales no ha sido una marcha triunfal. Más bien todo lo contrario.
LEER MÁSPremier League: Liverpool fue apabullado 7 a 2 por Aston Villa | El campeón inglés tuvo una tarde negra y cayó ante el equipo de Emiliano Martínez
LEER MÁSJuan Imbert y la desilusión por el fallo del TAS contra San Martín de Tucumán | Decepción
Pero no será esta que arranca el próximo jueves en la Bombonera y ante Ecuador, una Eliminatoria más para Messi: seguramente resultará la última que disputará en su fabulosa carrera. A sus 33 años, es posible que Qatar 2022 represente el cierre de su trayectoria con la casaca celeste y blanca número 10. Y, como capitán y máximo emblema, a ese Mundial querrá de llegar de la mejor manera. En lo posible sin la angustia con que lo hizo a Rusia 2018. Pero desearlo es una cosa y poder hacerlo realidad, otra muy diferente. Sobre todo si se trata de una competencia que consumirá 17 largos meses, terminará en marzo de 2022 y otorgará cuatro plazas directas a la Copa del Mundo y el derecho a jugar una Eliminatoria ante el segundo de Asia y Oceanía, al quinto seleccionado clasificado.
El recuerdo de la última penuria está fresco. Y nadie quiere volver a pasar por eso. Aquellas Eliminatorias rumbo a Rusia 2018 fueron un suplicio para él y para todo el fútbol de la Argentina: el pasaje se selló recién en el último partido ante Ecuador en Quito y gracias a una extraordinaria actuación de su parte que rubricó con tres goles. En el medio pasaron tres técnicos: comenzó Gerardo Martino, que se fue en 2016 boicoteado por los dirigentes de la AFA tras perder la segunda final de la Copa América ante Chile en los Estados Unidos. Siguió Edgardo Bauza, que dejó el puesto tras caer 2-0 en La Paz ante Bolivia en 2017. Y terminó Jorge Sampaoli que puso al equipo en el Mundial de Rusia pero patinó estruendosamente allí, quedando eliminado por Francia en los octavos de final.https://iframely.pagina12.com.ar/api/iframe?url=https%3A%2F%2Fwww.youtube.com%2Fwatch%3Fv%3DBZeRPxEM9UI&v=1&app=1&key=68ad19d170f26a7756ad0a90caf18fc1&playerjs=1
A diferencia de todos ellos, con quienes tuvo un trato seco y distante, ahora Messi se comprometió personalmente con Lionel Scaloni, con quien trabó una buena relación que fue clave para que el presidente de la AFA, Claudio “Chiqui” Tapia y el Director General de los Seleccionados Nacionales, César Luis Menotti, lo confirmaran como técnico de la Selección tras la Copa América de Brasil de 2019. El supercrack rosarino parece sentirse a gusto con los modos de Scaloni y de sus colaboradores Roberto Ayala, Walter Samuel y Pablo Aimar y también con sus nuevos compañeros. Muchos de ellos lo tratan y lo observan con admiración. Como un mito viviente del fútbol.
Precisamente, Ayala fue el zaguero central de aquella primera selección que integró. En reemplazo de César Delgado, Messi debutó en las Eliminatorias el 3 de septiembre de 2005 ante Paraguay en el estadio Defensores del Chaco. Esa noche en Asunción, el equipo dirigido por José Pekerman formó con Abbondanzieri; Ayala, Coloccini, Heinze; Zabaleta, Cambiasso, Lucho González, Riquelme, César Delgado y Farias. Argentina, que ya había conseguido la clasificación, perdió 1 a 0 y Messi participó de los diez minutos finales del partido. Rumbo a su primer Mundial (Alemania 2006), jugó dos veces más (2-0 ante Perú en el Monumental y 0-1 frente a Uruguay en el Centenario).https://iframely.pagina12.com.ar/api/iframe?url=https%3A%2F%2Fwww.youtube.com%2Fwatch%3Fv%3DOE4ChyGOVko&v=1&app=1&key=68ad19d170f26a7756ad0a90caf18fc1&playerjs=1
Con Alfio Basile sentado en el banco y rodeado de superestrellas como Juan Román Riquelme y Juan Sebastián Verón, Messi inició en 2007 la ruta hacia Sudáfrica 2010. Fue un viaje lleno de perturbaciones y malos momentos. Tanto que luego de perder 1-0 ante Chile en Santiago en 2008, Basile debió dejar el puesto. Asumió entonces Diego Maradona con quien debió afrontar en 2009 el terrible 1-6 con Bolivia en La Paz y logró al final, la angustiante clasificación ganándole los dos últimos partidos 2-1 a Perú en el Monumental con aquel célebre gol de Martín Palermo bajo un temporal de viento y agua y 1-0 a Uruguay en Montevideo con tanto del cordobés Mario Bolatti. Messi estuvo presente en los 18 partidos y marcó apenas 4 goles.
En 2011 y conducido ahora por Alejandro Sabella, el supercrack rosarino arrancó su tercer periplo rumbo a una Copa del Mundo, la de Brasil 2014. El comienzo fue tambaleante. Tras una derrota 0-1 ante Venezuela en San Cristóbal y un empate 1-1 con Bolivia en un estadio Monumental semivacío, corrió peligro la estabilidad del técnico. Pero Messi lo rescató del borde del abismo. Y una victoria 2-1 ante Colombia en Bogotá serenó los ánimos hasta llegar a la clasificación. En total estuvo en 14 de los 18 juegos y anotó 10 tantos, su mejor marca en la competencia.
Por Eliminatorias, Messi totaliza para la Selección Argentina 45 partidos y 21 goles. La cuenta aguarda ser engrosada. Camino a Qatar 2022, del mejor jugador del mundo siempre cabe esperar lo máximo. Mucho más cuando está a punto de iniciar su último viaje por los caminos polvorientos del fútbol sudamericano.