Su significado lo dice “el que enseña o forma, de gran sabiduría y habilidad en la materia”.
Personalmente quiero referirme a mi padre Justo Arsenio Gómez; que, aunque no tenia titulo se dedico a la hermosa tarea de enseñar como “flor de seibo”, que es como les decían a los que tenían condiciones de enseñar, pero no título.
El nos contaba a mis hermanos y a mí, numerosas anécdotas de esos tiempos y que fue una época que recuerda con orgullo y dignidad por haber hecho un servicio por los demás.
Hombre de pequeña estatura, pero de grandes convicciones en la justicia, la moral, las buenas costumbres y sentido de pertenencia a su familia, me dejo las mas grandes enseñanzas que forjaron mi carácter.
Aparte de pertenecer a la fuerza policial de la provincia, se dedicaba como entretenimiento a la reparación de equipos de sonido y era radio aficionado, le apasionaba la música, cuando se encontraba en casa haciendo esas tareas me llamaba con mis libros a su lado, para que leyera, mientras me corregía la dicción y preguntaba lo entendido de la lectura. Siempre me inculco la lectura de todo tipo de material. Especialmente me agradaba una revista llamada selecciones que tenía edición mensual y contenía variados temas de interés incluso vocabulario y humor.
Hoy. Al recordarlo con nostalgia atesoro y valoro esas enseñanzas. Gracias papa.
Y quiero con estas palabras hacer un reconocimiento a todas las maestras y maestros que con afán y prestancia se ocupan de todos los niños que les ha tocado en la vida educar, Y ser parte importante de su futuro.
Sin ellos no seriamos lo que hoy somos, son la base de nuestra formación como personas para un futuro mejor.
¡Adelante maestros y maestras fuerza y voluntad férrea por siempre!
María Cristina Gómez